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  5. MAR DE CANARIAS    
 
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Características generales

Las islas Canarias se sitúan transversalmente a la Corriente fría de Canarias, rama descendente de la Corriente del Golfo que fluye en dirección suroeste y trae aguas frías procedentes de latitudes más septentrionales. Por esta razón, la temperatura del mar es más baja de la que le correspondería por su latitud. Están separadas entre sí por canales relativamente cortos aunque de gran profundidad.

El efecto combinado de la situación geográfica y el origen volcánico de las Islas determina que las aguas que la rodean tengan unas características particulares, tanto en sus propiedades hidrológicas como en los fenómenos que en ella se dan. Estas características permiten explicar la distribución de las especies marinas en las costas del Archipiélago, lo que tiene una gran incidencia en la actividad pesquera y en la gestión de los recursos costeros. La concentración de nutrientes en las aguas de Canarias, en general, tiene unos niveles bastante bajos aunque de valores estables a lo largo del año. En las islas orientales, debido a la penetración de agua desde otras capas, aumenta la presencia de nutrientes.

La concentración de nutrientes en las aguas canarias es especialmente importante en las islas orientales. (CGC)

La temperatura superficial de las aguas oscila entre los 16 – 18ºC de mínima en los meses de invierno y los 23 – 25ºC del verano. Se pueden presentar fenómenos estacionales de temperaturas un poco más extremas si se aíslan determinadas corrientes marinas. La temperatura del océano alrededor de las Islas no es alta ya que la Corriente fría de Canarias, al pasar por el Archipiélago refresca la masa de agua. Las islas occidentales poseen una temperatura intermedia más alta que las orientales, esto se debe a que el fenómeno conocido como ‘upwelling’, afloramiento de aguas profundas, y por lo tanto más frías, cerca de las costas africanas, es más intenso en islas como Fuerteventura y Lanzarote, hasta las cuales llegan ‘plumas térmicas’ de aguas frías, menos densas y ricas en nutrientes.

Las mareas en el Archipiélago, tienen un régimen semidiurno, es decir, las mareas cambian cada 6 horas dándose dos pleamares y dos bajamares al día. El rango medio de estas mareas oscila entre 1 metro y 2,5 metros en las mareas vivas. La mayor amplitud registrada ha sido de unos 2,7 m y corresponde a las llamadas mareas vivas de febrero y septiembre.

En cuanto al oleaje, en general en todas las islas es el resultado de la combinación del oleaje local, controlado por los alisios, y del generado por las tormentas lejanas localizadas más al norte en el Atlántico y que pueden provocar situaciones conocidas como de ‘reboso’ omar de fondo. La situación normal es la de los Alisios, que deja un oleaje más tranquilo que los episodios tormentosos, en los que se han registrado olas hasta de 9 metros de altura.

En los meses de verano, las costas canarias son batidas casi continuamente por oleaje del noreste. (DL)

La acción de los alisios junto con el efecto de barrera que ejerce el propio Archipiélago al flujo de la Corriente de Canarias, crea condiciones para que a sotavento de las islas, especialmente las de mayor relieve, se establezcan zonas de calma. Estas zonas están menos batidas por el viento y en ellas las aguas se mezclan menos con las de la corriente general, dando lugar a zonas de aguas más cálidas y estables.

La salinidad de las aguas superficiales tiene valores anuales que oscilan entre 36,7-36,8%o, teniendo más salinidad las islas orientales que el resto de las islas. Estos afloramientos producen que la temperatura y salinidad en superficie vayan aumentando a medida que nos alejamos de la costa africana, existiendo una diferencia máxima de dos grados entre los extremos del archipiélago.

Existe una relación entre la edad geológica de las islas y el tamaño de sus plataformas costeras, así las más antiguas (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, La Gomera) tienen plataformas algo más amplias, mientras las más jóvenes (Tenerife, La Palma y El Hierro) posen plataformas pequeñas. En éstas últimas se pueden alcanzar grandes profundidades cerca de la costa, como ocurre entre el sur de Tenerife y La Gomera.

La unión del mar y la lava

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