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  4. SUELOS DE CANARIAS    
 
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Características generales

La compleja formación del Archipiélago, la composición y edad de sus materiales, junto con la topografía, el clima (principalmente la humedad y la temperatura), los organismos vivos (plantas y fauna) y las actividades humanas, han dado lugar a una gran variedad de suelos en Canarias.

Existen diferentes clasificaciones de los tipos de suelo. Para acercarnos a la realidad edáfica del Archipiélago, y al condicionante que supone el suelo en el medio de vida del canario, la mejor manera es hacerlo en función de su capacidad de uso. Esta clasificación nos permite conocer su potencial agrícola, las zonas aptas para los cultivos, así como sus limitaciones y los riesgos de erosión que implica. Según esta clasificación, los suelos se dividen en:

  • Suelos de capacidad de uso elevada. Se trata de suelos aptos para cualquier actividad agrícola, incluida la explotación moderadamente intensiva. Suelen situarse en las zonas de medianías. Actualmente la mayoría de estos suelos son sorribas, es decir, suelos traídos desde otras zonas de la propia isla. Es una práctica muy habitual en Canarias, especialmente en las islas de La Palma y Tenerife, para la mejor explotación del cultivo de las plataneras. Por ejemplo, esta actividad se ha llevado a cabo en la plataforma litoral que comprende desde Los Realejos a Icod de Los Vinos, en el norte de Tenerife. Aquí mucho de los suelos que hoy sustentan grandes extensiones de plataneras, fueron extraídos de las zonas altas de los municipios de El Tanque y Los Silos. De hecho la existencia en la actualidad de las Charcas de Erjos, en el límite entre estos dos municipios, no es sino el resultado de la extracción de suelo de alta capacidad agrícola, para su traslado a la zonas costeras. Tal fue la extracción de tierra, que afloraron las capas impermeables del terreno, de ahí que se hayan ido rellenando de agua dando lugar a las charcas.

Muchos suelos donde hoy en día se cultivan las plataneras, son fruto de la exportación de tierra de otros puntos de las islas. (DM)
  • Suelos de capacidad de uso mediana. Son suelos que soportan usos poco intensivos y presentan un elevado riesgo de erosión, debido fundamentalmente a la ausencia de vegetación. Se encuentran sobre materiales volcánicos pertenecientes a la serie prehistórica.

  • Suelos con baja capacidad de uso. Se trata de suelos que generalmente se ubican en áreas de mucha pendiente, con lo que no son recomendable para la explotación agrícola. Aquí el campesino canario ha sabido lidiar con la naturaleza, y estos suelos de baja capacidad agrícola los ha convertido en terrenos productivos, aunque sea para una agricultura de autoconsumo, a través de la construcción de terrazas, dándole un abancalamiento a esa pendiente.

  • Suelos con muy baja capacidad de uso. Son suelos que al encontrase sobre coladas recientes no suelen ser aptos para casi ningún tipo de cultivo. Se trata de suelos pedregosos y poco profundos. Un ejemplo son los malpaíses recientes, que al no haber sufrido proceso de erosión todavía no se han transformado las propiedades físico-químicas de su suelo.

La Geria, en Lanzarote constituye un buen ejemplo de la lucha del campesino canario para sacar rendimiento a suelos que a priori se presentan impracticables para la agricultura. (FT)

A pesar estas dificultades edáficas, el hombre del campo ha sabido adaptarse a las condiciones del medio, y no sólo con sorribas o a través del abancalamiento de las laderas. Es de destacar diversas técnicas de cultivo, en busca de un suelo más favorable. Es el caso de las gerias, nombre con el que se conoce en Lanzarote a los suelos enterrados por las emisiones de ceniza volcánica de las erupciones de Timanfaya, y a los que el campesino conejero ha sabido sacarle su fruto. También sobre los suelos pumíticos, de aspecto blanquecino, se ha desarrollado una actividad agrícola que en principio era impensable que se pudiera dar con garantías. Se han llevado a cabo tareas de labrado sobre los materiales para formar un suelo con gran capacidad para retener el agua. Buen ejemplo de ello es la llamada agricultura en jable que se realiza en la zona sur de la isla de Tenerife.

La intensa presión humana que sufre el Archipiélago ha ayudado a agravar el problema de degradación de los suelos. (MC)

Pero en la actualidad, el Archipiélago se encuentra bajo un proceso cada vez mayor de desertificación, ocasionado en gran medida por la pérdida de calidad del suelo como un recurso natural. A pesar de que existen factores que favorecen la progresiva degradación del suelo, como pueden ser el clima o el uso y manejo que sea haga del propio suelo, es la intensa presión humana sobre el territorio la que ha agravado la incidencia de este proceso.

El Archipiélago Canario es un territorio de dimensiones reducidas con escasez de suelo fértil. Además de las limitaciones que impone el hecho de ser una región insular, hay que sumarle, especialmente en los últimos años, la fuerte presión demográfica, y como consecuencia urbanística, que sufren las Islas. Es por todo este conjunto de factores, que la disponibilidad de suelo es tan escasa. Además el suelo existente y apto para las actividades agrarias, está en continua amenaza por el abandono de la agricultura o la construcción de grandes infraestructuras.

Factores que intervienen en la degradación de los suelos en Canarias

 Climáticos

- Aridez
- Torrencialidad de las lluvias
- Escasa cobertura vegetal
- Régimen de vientos oceánicos

  Edáficos

- Alto índice de erosión de los suelos

Antrópicos

- Abandono de la agricultura tradicional
- Sobreexplotación de los acuíferos
- Riego con aguas de alto contenido salino o sódico
- Manejo inadecuado de suelos agrícolas
 en zonas de pendiente elevada
- Sobrepastoreo
- Deforestación
- Monocultivo intensivo
- Uso excesivo de productos químicos en la agricultura
- Usos no agrícolas del territorio (Urbanización)

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