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  2. EL HABLA ACTUAL EN CANARIAS    
 
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CARACTERÍSTICAS GENERALES

El español de Canarias presenta una serie de manifestaciones coincidentes con las hablas meridionales españolas y con las de América, especialmente con las repúblicas del Caribe. Ésta fue la lengua traída por los conquistadores y colonizadores españoles a las islas, recibiendo asimismo dos fuertes aportaciones: la portuguesa y la hispanoamericana, que la configuran de un modo particular.

El español de Canarias no presenta grandes diferencias respecto a otras regiones peninsulares, analizando sus distintas características por separado, pero si se observa el conjunto de manifestaciones, se encuentra un estilo propio y peculiar que le distingue.

INVESTIGADORES

La evolución de los estudios del habla actual de Canarias, ha seguido, en líneas generales, esta trayectoria:

Sebastián de Lugo, es de los primeros que se dedica a recopilar palabras y frases de Canarias. Compuso el más antiguo de los vocabularios dialectales canarios, en el año 1846.

Más tarde, en 1932, lo hacen los hermanos Luis y Agustín Millares Cubas.

Juan Álvarez Delgado, en 1942, trata de  todas aquellas palabras actuales emparentadas, o con probabilidades de estarlo, con otras aborígenes.

Posteriormente, lingüistas peninsulares, como Diego Catalán (1954) y Manuel Alvar (1959), hacen un estudio más profundo del léxico y la fonética canaria.

Importante también es el aporte de Pancho Guerra con su «Contribución al léxico popular de Gran Canaria» y los trabajos sobre portuguesismos en el español de Canarias de José Pérez Vidal. Más recientemente, a partir de 1970, han habido nuevas aportaciones por lingüístas de las islas, centradas en áreas concretas, tales como Masca (Tenerife) por Ramón Trujillo, La Palma por Juan Régulo y Los Silos (Tenerife) por Antonio Lorenzo.

En los años 90 publican trabajos sobre las hablas canarias Marcial Morera, Gonzalo Ortega, Manuel Almeida y Carmen Díaz Alayón, entre otros.

LÉXICO (2) (4) (22) (24)

Además de la mayoría de los vocablos usuales del español, el léxico de las islas cuenta con distintas aportaciones y elaboraciones propias. Por una parte están los pocos vocablos de origen guanche; por otra, los arcaísmos, occidentalismos, andalucismos, etc.; así como las aportaciones galaicoportuguesas y americanas. Citaremos como ejemplos:

Vocablos prehispánicos: baifo (cabrito), beleté (primera leche de las cabras), tafor (primera leche de las cabras), gánigo (vasija de barro), gofio (harina de cereal tostado), guirre (ave de presa), goro (corral de piedras), mago (campesino), perenquén (tipo de lagarto), tabaiba (planta), tafeña (grano tostado), tajaraste (baile), tagasaste (planta), tenique (piedra del hogar)...
Arcaísmos: aguisiar (espantar), antier (antes de ayer), cadenado (candado), mesmo (mismo), quejado (quijada), trompezón (tropezón)...

Occidentalismos: verijas (entrepier-nas), chijado (asustado), comparancia (comparación), embozada (manos llenas), alantre (adelante), ansina (así), carozo (mazorca sin grano), coruja (lechuza).

Andalucismos: aulaga (planta), afrecho (cascarilla de cereal), candela (fuego), cigarrón (saltamontes), tunera (chumbera)...

Palabras castellanas con significados diferente: baladrón (ruin), desmayarse (bostezar), monigote (monaguillo), pegar (empezar), tiesto (persona de mal vivir)...

Voces de origen galaico-portugués: La influencia en las islas es muy acusada y en el lenguaje hablado en la actualidad hay muchos lusismos. De los muchos vocablos empleados citaremos:

Abanar (decir adiós)
andoriña (golondrina)
bago (grano de uva)
balayo (especie de cesta de paja)
bezos (labios)
bocio (caracol marino)
cambado (torcido)
cangallo (flaco)
cañoto (zurdo)
cachimba (pipa)
cacho o gacho (gajo de racimo)
chaso (remiendo en la suela de los zapatos)
chaboco, cabuco (covacha)
conduto (alimento para acompañar a un plato principal)
de relance (de casualidad)
enchumbado (empapado de agua)
engaso (racimo de uvas sin bagos)
engoruñado (agachado, encogido)
engodo (cebo que se tira al mar)
entullo (escombros)
empenado (no derecho)
escanillo (gaveta de máquina de coser)
espetado (clavado)
peje (pez)
escarrancharse (abrirse de piernas)
fajina (hoja de piña de millo)
fañoso (resfriado nasal, que habla con la nariz)
fechillo (pestillo para cerrar)
ferruja (herrumbre)
fogalera (hoguera)
fondaje (lo que queda en el fondo)
fonil (embudo)
gabeta (cajón de un mueble)
gago (tartamudo)
jeito (maña o destreza motriz)
lambusar (pasar la lengua, untar)
liña (cuerda)
magua (desconsuelo)
millo (maíz)
novelo (ovillo)
petudo (jorobado)
payo (barriga)
rebotallo (sobrante)
rente (a ras de suelo)
rolo (tronco cilíndrico)
sorribar (roturar el suelo)
tontura (mareo)
talla (tinaja chata de barro)

También nombres de peces: abade, fula, caboso, choco, chopa...; de árboles: barbusano, follado, faya.

Ejemplo caricaturesco en el que se aprecia la variedad de portuguesismos en el habla popular canaria:

«A dispués que estuve engoruñado junto a la fogalera, cayó un chaparrón que me dejó enchumbado. Pesqué fuerte costipado que me cambó el espinazo, dejándome petudo.

Tenía la voz fañosa, me dolía el payo, no podia escarrancharme y con la tontura que tenía, pisé una bosta y del resbalón fui a parar al entullo, donde de un mal jeito se me esnuncó la cañota».

 Americanismos: Principalmente de Santo Domingo (R. Dominicana), Cuba y Venezuela. Ejemplos de ellos son:

buchinche o guachinche (taberna simple)
bembas (labios)
cachetada (golpe en la cara)
embullo (animación)
encachasado (sucio y sudado)
escorroso (ruido, bulla)
fotingo (coche destartalado)
¡fo! (mal olor)
guanajo (atontado)
guataca (azada)
guineo (canto monótono)
guagua (autobús)
machango (individuo mal vestido, mono)
machangada (payasada)
monifato (chico sin experiencia)
papa (patata)
pibe (chico)
sambumbio (atolondrado)
singuango (bobalicón)

De dudoso origen:

alpispa (pájaro colilargo)
chuchango (caracol de tierra)

Otras procedencias:
Inglesa:
moni (dinero; del inglés «money»)
chercha (lugar de enterramiento para los de otra iglesia; del inglés «church»)
trinque (bebida, nuevo; del inglés «drink»)
Francesa:
creyón (lápiz de color)

Campo de significación

Hasta aquí hemos expuesto el significado más general de los términos anotados, pero queremos hacer observar que se trata de una aproximación, pues el verdadero significado requiere de mayores matizaciones.

La necesidad de tales matizaciones nos la puede aclarar el  estudio de campo de significación que tiene el vocablo «piedra», en el español de Canarias. Piedra, es el común denominador de los siguientes términos:

bolico: piedra manejable redondeada
bolillo: piedra grande
galga: piedra mediana
bimba: piedra grande y redondeada
tolmo: masa de piedras y tierra
cascajo: piedra pequeña
risco: masa pétrea fija
tenique, chinique: cada una de las tres piedras de un fogal.

Además de éstos, se emplean otros vocablos, tales como roca, pedrusco, peñasco, etc., usuales en el español en general.

Un caso contrario al expuesto, es el peculiar empleo del  verbo «aquellar», que es usado por igual en las funciones más     diversas. Por ejemplo: «estuve aquellando la pared», «voy a aquellar el agua», «ya aquellé los problemas»... Si bien es más frecuente escucharlo en ambientes específicos.

FONÉTICA (2) (14) (21) (45)

Para la interpretación de los sonidos tal como se dan en la realidad, existen una serie de signos, que omitiremos para más claridad. Tan sólo utilizaremos el signo «h», para representar la aspiración, que en la escritura normativa se escribe con «; el apóstrofe (‘) en la supresión de algún sonido y los dos puntos (:) en el alargamiento vocálico.

En la fonética (estudio de los sonidos), del español de Canarias podemos anotar como principales características, sobre todo en hablas populares, las siguientes:

Sistema vocálico

Mutaciones vocálicas:

—Confusión de «a» con «e»: lanteja, por lenteja; entojo, por antojo.
—Confusión de «o» con «u»: purrón, por porrón; sumiel, por somier.
—Confusión de «e» con «i»: disierto, por desierto; dihpueh, por después, entosicado, por intoxicado.
—Confusión de «e» con «o»: escuro, por oscuro

Eliminación del diptongo:

ujenio, por Eugenio; unque‑onque, por aunque; pos, por pues

Formación de diptongo:

El hiato, es decir, la unión de dos vocales fuertes que forman dos sílabas en una palabra, se convierte en una sola, al transformarse en diptongo (vocal fuerte y débil):

a + e = ai : cai, por cae
e + a = ia : gatiar, por gatear
o + a = ua : tualla, por toalla
e + o = io : tiodoro, por Teodoro

Cantidad vocálica:

Las vocales acentuadas suelen tener con frecuencia una duración muy superior a las correspondientes castellanas:

dam’un peda:so (dame un pedazo)

o produciendo el ensordecimiento de la vocal átona, sobre todo en pausa final:

¿aonde vah muchá?
(adónde vas muchacho?)

Prótesis de la «a»:

Otro fenómeno es el de la prótesis de la «a», por el que se añade este sonido a principio de vocablo:

asopla, ajunta, arradio, abaja...

Sistema consonántico

Como los fenómenos lingüísticos que vamos a exponer, no siempre se dan en todas las localidades y en todos los niveles culturales, mostraremos los siguientes signos que hacen estas diferencias:

*Su uso está generalizado en la mayoría de las localidades.

oSu uso, ocurre en alguna(s) localidad(es).

¯Su uso sólo se da a niveles populares.

×Su uso se da tanto a niveles populares como a niveles cultos.

El fonema «s»

* × —No se diferencia la «s» de la «c» y de la «z». A esto se llama seseo:

narih (nariz)
nueh (nuez)
serbesa (cerveza)

* × —Aspiración de la «s» implosiva:

muhlo por muslo

o × —Asimilación de la consonante que sigue a la «s»:

lad do (las dos)
lob burro (los burros)

* × —La «s» a veces se pierde a final de palabra:

loh amigo (los amigos)

Los fonemas «l», «r», «n»

o × —La «l» y la «r» se pueden confundir en posición final de sílaba:

purpo (pulpo)
arcol (alcohol)
ehoranal (desgranar)
o × —Aspiración de la «r» ante «n» y «l»:
cahne (carne)
cahlo (Carlos)

o × —Asimilación de la consonante siguiente a la «r»:

pol la plasa (por la plaza)

* ¯ —Pérdida total de la «r»:

po la plasa (por la plaza)
no puedo tenelo (no puedo tenerlo)

* ¯ —Al final de palabra suele desaparecer la «n» y la «l» siendo llana:

marmo (mármol)
cristoba (Cristóbal)
ehteba (Esteban)
carme (Carmen)

El fonema «g»

* ¯ —Pérdida de «g» ante «u»:

don austín (don Agustín)
iual (igual)

El fonema «d»

* × —La «d» suele mantenerse en la terminación de los participios, a diferencia de la Península:

ehtado, pasado (y no, estao, paseo)

La «f» inicial latina

La «f» inicial de las palabras latinas se transformó en castellano primeramente en una aspiración (h), para luego terminar enmudeciendo:

farina—harina—arina
forno—horno—orno

En Canarias, en el habla rural y más entre la gente más vieja, se conserva la asuiración (h) de esa «f», inicial latina:

haser ahumado

o × El «yeísmo» es un fenómeno que de las ciudades va pasando a los pueblos.

MORFOLOGÍA

El género

A nivel popular se suele cambiar el género de algunas palabras. Se tiende a hacer masculinas algunas palabras terminadas en «e»:

el ubre (la ubre)
loh lente (las lentes)
el costumbre (la costumbre)
el herrumbre (la herrumbre)

Son considerados como femeninos entre otras:

la puh (el pus)
I’asuca (el azúcar)

Se utilizan indistintamente en ambos géneros, palabras como:

ehtiercolera—ehtiercolero
pesuño—pesuña

Diminutivos, prefijos y sufijos

—La mayoría de los diminutivos son en «ito»:

trajito, ruinito, cieguito...

En algunas ocasiones se llega a exagerar esa dimensión afectiva del diminutivo, duplicándolo:

chiquitito, poquitito…

—Empleo del prefijo «es» por «des»:

ehgajada (desgajada)
ehdientada (desdientada)
ehtiladera (destiladera)

AZO para idicar golpe: macanaso, piñaso, partigaso…
ERO para gentilicios y plantas: matansero, ramblero, tomatero, naranjero…
UDO para expresar abundancia: cachetudo, barrigudo, troncudo…
ENTO en sustitución de OSO: canento, aguachento, errumbrento…

Pronombres personales

—Sustitución de nos por «loh»:

loh fuimosh (nos fuimos)

—Sustitución de nosotros por «lohotroh»:

lohotroh bamoh (nosotros vamos)

—Ausencia del vosotros, sustituido por «uhtedeh», excepto en La Gomera.

—Pronombre haciendo de sujeto ante infinitivo y gerundio:

«yo ehperando por ti en la parada»
«¡mira que yo benir pa’ehto!»

Verbos

—Ausencia de la segunda persona del plural:

uhtedeh tienen (vosotros tenéis)

—Empleo de «bía»por veía:

no bía ni treh montadoh en un burro

—Empleo de «haiga» por haya:

onde haiga buen bino...

—Utilización de «habemos» (arcaismo) por estamos o somos:

¿cuantoh abemoh?

—Empleo de «semos» por somos:

ya semoh pocoh

—Cambio de verbo ser por el estar:

cuando él bino, ya la madre era muerta
si don josé fuera bibo, le daba un patatún

—Utilización, en el medio rural y entre gente de más edad, de «sos» en lugar de eres:

¿de quien sos tú?

El pretérito perfecto de indicativo es el más empleado de los tiempos compuestos.

Adverbios

A nivel popular se emplean algunos adverbios deformados del castellano o de uso arcaico, tales como:

densima (encima), drento (dentro), antier (anteayer), ahorita (ahora mismo), onde (donde), entoavía (todavía).

Preposición

Funciona como preposición el término «cas», siendo contracción de la expresión «en casa de»: lo compré en cas (de) antonico

«Cuentra», que se emplea en el lenguaie popular en vez de contra:

cayó cuentra’ca

Conjunción

Cambio de la «o» por la «u» en el habla rural:

la blanca u la negra

PROBLEMÁTICA ACTUAL

A los canarios se les ha tachado de poca facilidad de palabra y de carencia de recursos expresivos; o bien, ellos mismos se ven así. Es posible, pero existen diversas explicaciones, tal como se puede consultar en el capítulo de psicología. Así,  por una parte, suficientemente constatado en trabajos de investigación psicoeducativa (P. Hernández y S. Alemán, 1991), están los factores psicosociales, tales como: el bajo autoconcepto; la inadecuada regulación de la sobrecarga emotiva, agolpándose ideas y sentimientos a la hora de hablar; la tendencia a la sencillez, evitando el uso de palabrería o retórica, como halago o autodefensa; las escasas estrategias para abrillantar y hacer valer lo que se dice; las escasas estrategias de vocalización y alargamiento de frases (reflejo de apertura, soltura, firmeza... ), no permitien-do un mejor procesamiento de las ideas que se van a expresar.

La tradición se ha mantenido en el folklore, en la vestimenta y en el lenguaje. Sin embaro con el transcurrir de los años, van desapareciendo muchas palabras propias del habla canaria. P.F.

Por otra parte, están los factores socio-culturales, tales como: la historia del pueblo canario perteneciente a un sistema señorial y colonial hasta hace menos de dos siglos, así como hace cinco siglos, a una situación de conquista y cambio cultural.

Otro aspecto, aunque en conexión con éste, es el analfabetismo que, hasta épocas recientes, había en buena parte de la población y que, lógicamente, ha sido una importante limitación para la capacidad expresiva de los canarios.

Tenemos también que ser conscientes de los muchos «canarismos» que no tienen un adecuado sinónimo en castellano. Es lamentable como se van eliminando, dentro de esa tendencia devaluadora de lo propio, mientras se potencia lo extraño. A ello contribuye, sin duda, los libros en general, textos escolares, radio, TV., etc., que están concebidos más bien para otras regiones del Estado. De ahí que Diego Catalán señale que existe un gran divorcio entre el habla de la calle en Canarias y el lenguaje normativo académico, lo que supone una gran dificultad a la hora de expresarse, incluso para el canario culto.

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