La interacción del hombre con el medio durante más de cinco siglos de historia ha ido conformando el paisaje que se muestra ante nosotros. Gavias, hornos de cal, antiguos asentamientos, molinos, huertas de cultivo abandonadas y una cubierta vegetal reducida son testigos, aún vivos, de los ciclos agrarios y demográficos del pasado.
|
2.14. Casco urbano de Antigua (FEDAC) |
La creación de un paisaje
Los primeros cambios en el medio comienzan en la etapa aborigen. Antes de la conquista la escasa población isleña se dedicaría a la ganadería y un poco menos a la agricultura, debido a las condiciones naturales de la isla (escasas lluvias y suelos) que impedían el desarrollo de la misma. Nacerían los primeros asentamientos, como en zona arqueológica de la Atalaya. En palabras de Cabrera, J.C.; El suministro de agua potable, la proximidad a tierras fértiles, el aprovisionamiento de materias primas, la cercanía al mar, la inmediación a pastizales para el ganado, o el control de las atalayas fueron los principales factores que condicionaron la elección de los asentamientos majoreros (Cabrera, J. C., 1996:121).
En el año 1405, Fuerteventura es conquistada por parte de Jean de Bethencourt. A partir de entonces el hombre comienza a modificar y cambiar el medio que le rodea de una manera más notable. La necesidad de leña, el laboreo de tierras en sectores de pendiente y el sobrepastoreo comenzarían a consumir la escasa vegetación potencial y tierras de la localidad transformándose por completo el paisaje natural.
En el siglo XV la economía se basó en el cultivo del cereal, especialmente el trigo, en la ganadería suelta y en las escasas labores artesanales, manteniéndose así hasta el siglo XVIII. En Antigua la superficie sembrada de trigo y cebada se incrementó, transformándose en una de las vegas más productivas y ricas de la isla. Como consecuencia de ello se levantaron pequeños asentamientos y se construyeron los primeros caminos para su exportación. Las laderas más escarpadas y menos fértiles también fueron ocupadas por la población más pobre debido a que las tierras más productivas de los valles pertenecían a los señores.
Desde finales del siglo XVIII hasta el siglo XIX se desarrollaron algunos caseríos de la localidad a raíz de las buenas cosechas, en contado años, de cereal y su exportación a otras islas, construyéndose para ello numerosas gavias y molinos. En el siglo XIX comienzan a llegar las primeras harinas y granos del extranjero a través de los puertos francos, hecho que pasa a constituir una debilidad crónica y estructural de la economía isleña. Con ello muchas las tierras de la localidad se comenzaron a abandonar.
Le siguió la barrilla escarchosa o yerba vidrio (Mesembryanthemum crystallinum) planta de suelos pobres y salitrosos que comienza a ser demanda en Europa y Norteamérica para su utilización como sosa cáustica en la industria textil. Más tarde fue el nopal (tunera o chumbera) en el siglo XIX y su parásito asociado, la grana o cochinilla. Ya en el siglo XX se desarrollaría la agricultura de regadío con cultivos como la alfalfa y el tomate para la exportación.
|
2.15. Introducidos entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX aún se pueden observar numerosos molinos coronando algunas colinas de Antigua testigos inertes de la tradición cerealística de esta zona de la isla. (www.fuerteventuraenimagenes.com) |
La ganadería, siempre abundante, permanecería suelta y de ella se obtendría carne, leche, queso y manteca. La pesca ha sido una actividad fundamental en la alimentación de la población local, especialmente en periodos de sequía y hambrunas, cuando los pescadores aprovechaban la riqueza de sus costas para pescar.
Durante el siglo XX la llegada del turismo supuso un cambio radical en la economía y sociedad local eliminando casi por completo el sistema agrario tradicional. La actividad agraria se centró en el cultivo tomate para la exportación y en otros cultivos como el calabacino, el pimiento, el pepino, los melones, etc. en pequeñas huertas para el consumo local. Se sumaron la industria de la cal y la pesca, hecho que se traduce en la creación de varias canteras, hornos de cal y el desarrollo de los enclaves costeros (Pozo Negro y Caleta de Fuste). Ahora los recursos se importan, en el interior la población aumenta (en densidad y número), disminuye la población activa que trabaja en el campo, a favor de los servicios, y la superficie cultivada se reduce.
Panorama actual
Hoy el medio rural es valorado y se convierte en una oferta más para el turismo de sol y playa de la costa. Los barrios del interior de Antigua son ahora residencia de aquellos que trabajan en la costa. Asimismo el espacio rural presenta una diversidad de actividades productivas y de servicios gracias a los proyectos destinados al florecimiento y desarrollo del medio rural llevados a cabo por el Cabildo de la isla e instituciones locales apoyados por los Fondos Europeos Agrícola de Desarrollo Rural (LEADER).
Se mejoran los servicios (sanidad, educación, vías de comunicación, ocio, agroindustrias, etc.), y se construyen casas y hoteles para el turismo rural. Del mismo modo se mantienen tanto las actividades agropecuarias como las ganaderas, con su propio cultivo de forraje (millo, alfalfa), y se incorporan nuevos cultivos (aloe). Se recupera parte del patrimonio arquitectónico (gavias, molinos y molinas, etc.) creando en ellos museos donde poder conocer las costumbres y los productos de la localidad (artesanía). Hay que sumar la creación de los E.N.P., que contribuyen a la mejora del medio natural.
|