Dentro del apartado de las hortalizas tenemos como más importantes, en orden de mayor a menos producción: los pepinos, los pimientos, las judías y las berenjenas, exportados en su mayoría a la Unión Europea y a la Península.
Entre los cereales, nombramos al trigo, a la cebada y al millo (maíz), imprescindibles para ser molidos y tostados en la elaboración del gofio. Se trata de cultivos de medianías, especialmente los dos primeros.
En cuanto a los árboles frutales, en las zonas de costas y de medianías, se dan naranjos, limoneros, higueras o durazneros. En zonas de mayor cota, se dan los manzanos, perales y ciruelos. También hay que citar la importancia que tienen en algunos lugares los castaños, que ocupan las zonas altas y húmedas de las islas más montañosas.
En el Archipiélago también hay sitio para el cultivo de verduras, muy utilizadas en los típicos potajes canarios: calabazas, chayotas, bubangos, coles, etc.
Otros productos de exportación, aunque a menor escala que el plátano o los tomates, suelen ser: las cebollas, especialmente en Lanzarote, ajos, melones, almendras, papayas, aguacates, piñas tropicales, etc. Hay que citar también al ñame, como cultivo de zonas cálidas y húmedas, utilizándose como postre típico de la época navideña.
Por último, mencionar el tabaco, cultivo más extendido en décadas anteriores, aunque, últimamente, sobre todo en la isla de La Palma, está siendo incentivado con destino a la realización de puros.
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En Canarias, hortalizas y verduras, son destinadas fundamentalmente al autoconsumo, ya que el reducido tamaño de las parcelas, no permite grandes explotaciones dedicadas a la exportación. (CGC) |
Pepinos
Mención a parte merece la producción de pepinos. Ésta, después del tomate y el plátano, ocupa el tercer puesto en la provincia de Las Palmas, aunque no sucede lo mismo en la de S/C de Tenerife, donde es de escasa importancia. De una producción total en Canarias de 30.407 toneladas de pepinos en el años 2007 (datos según ISTAC), más de 28.000 pertenecen a la provincia de Las Palmas.
La alta rentabilidad del cultivo (más de 125 toneladas por hectárea) ha sido posible gracias a una fuerte inversión de capital. La propia estructura empresarial, el régimen de tenencia de la propiedad de la tierra y, la relativa cercanía de los invernaderos donde se cultivan los pepinos a los centros de población, especialmente en la zona sureste de Gran Canaria, ha sido fundamental para que el pepino se convierta en uno de los productos de exportación más importantes del sector agrario canario.
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