El plátano es el producto más importante en el Archipiélago, superior a cualquier otro en extensión, producción, ingresos y oferta de trabajo. Introducido por comerciantes ingleses a finales del siglo XIX, se cultiva en las zonas bajas de las Islas, excepto en Fuerteventura y Lanzarote, debido a la escasez hídrica. El plátano es un cultivo que necesita de una temperatura suave, y unas condiciones óptimas de insolación, de ahí su desarrollo en cotas bajas. Desde mitad del siglo XX, el principal mercado consumidor es la Península, siguiéndole el mercado local y, después, el extranjero.
El origen del plátano en Canarias
A finales del siglo XIX el naturalista y cónsul de Francia en Canarias, Sabino Berthelot, hizo traer de la Conchinchina (antigua colonia francesa del sureste asiático), una variedad de plátano. Serán los ingleses, primera potencia mundial y colonial de la época, los que propongan a los agricultores y empresarios locales el plátano como nuevo monocultivo. La instalación de empresas inglesas en las Islas, como Fyffes o Yeoward, permitieron su comercialización al continente europeo.
La rápida extensión de los cultivos de plataneras fue posible, además de por la inversión británica, por las mejoras de los sistemas de regadío, ya que el plátano es un cultivo que necesita de gran cantidad de agua. La apertura de canales de agua en las zonas sur de las Islas, más propicias para el desarrollo del cultivo gracias a su clima, y la particular estructura de la propiedad de la tierra, supusieron un espaldarazo definitivo para el auge del sector platanero.
El plátano canario: del auge a la incertidumbre
Durante el desarrollo del siglo XX, el plátano canario fue perdiendo peso en los mercados internacionales, pasando de tener como mercados principales a Francia e Inglaterra, a una situación cuyo comprador, casi exclusivamente, era el mercado peninsular. Ello fue posible gracias a que en 1972 se establece en la Ley de Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias, la reserva exclusiva de dicho mercado para el plátano canario. Con el ingreso de España en la Unión Europea en 1986, el plátano goza de cierta protección frente al denominado banano americano. La entrada en vigor de la OCM del plátano en la Unión Europea en 1993, debido a la presión de las grandes multinacionales norteamericanas que comercializan el banano de centroamérica, supuso el fin de la reserva del mercado español que desde 1972 favorecía las producciones del plátano canario. A pesar de ello, la OMC del plátano supuso la mejora de la renta de los agricultores, y el sector entro en una nueva fase en la que predominan los criterios de competitividad y calidad.
Evolución del cultivo del plátano |
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Fuente: ISTAC. Elaboración propia |
Las grandes expectativas de producción de plátanos del año 2000, han ido disminuyendo a medida que el mercado de la Unión Europea ha ido abriendo sus fronteras a nuevos competidores. La competencia del banano americano, procedente de países cuyo coste de mano de obra es muy inferior al del Archipiélago, ha ido mermando el cultivo por antonomasia de las Islas, colocándolo en una difícil situación de incertidumbre ante los próximos años.
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