Al igual que en otros pueblos, el arte en Canarias es producto de las continuas influencias y relaciones con el exterior unidas, sin duda, a sus propias circunstancias. Sin embargo hay que considerar que el aislamiento de las islas ha contrarrestado la experiencia de los artistas en sus contactos con obras y ambientes diversos. Por otra parte, el propio enclave del Archipi�lago ha facilitado, adem�s del intercam�bio comercial, la llegada de obras y artistas for�neos, e incluso de movimientos art�sticos vanguardistas que se han presentado con antelaci�n a la Pen�nsula. Pero lo normal ha sido el desfase, pues cuando una corriente del arte hab�a declinado en aquellas latitudes, se encontraba, por el contrario, en apogeo en nuestras islas, como es el caso de la influencia mud�j�r, que se adentr� hasta el siglo XIX.
Influencias
Hern�ndez Perera (1961) re�sume, en el siguiente fragmento, las principales influencias y aportaciones for�neas en el arte de Canarias:
�En la historia del arte canario ha jugado destacad�simo papel no s�lo la presencia de artistas forasteros peninsulares, especialmente andaluces �sevillanos, granadinos�, sin que falten los extreme�os y vascongados, y la activa intervenci�n de canteros, alba�iles y orfebres portugueses, sino tambi�n la llegada de maestros del otro lado de los Pirineos: franceses, italianos, flamencos y hasta ingleses. Las influencias forasteras se acusan adem�s con la arribada a las Islas de cuantiosas piezas art�sticas de origen peninsular, desde pinturas y esculturas hasta orfebrer�a, muebles, tejidos y bordados. En el re�pertorio de importaciones no escasean tampoco las obras procedentes de otros pa�ses como Portugal, Flandes, Italia, Alemania, y nunca ser� destacado bastante el est�mulo que para los artistas y artesanos isle�os ha supuesto la abundancia de legados venidos de la Am�rica espa�ola, desde donde tantas generaciones de emigrantes canarios sostuvieron y sostienen constantes re�laciones con el Archipi�lago natal�.
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El enclave del Archipi�lago ha facilitado el intercambio comercial, la llegada de obras y artistas, pero tambi�n, en otras ocasiones, ha servido como obst�culo y desfase de las corrientes de arte que ya se produc�an en Europa. (DM) |
PRINCIPALES APORTACIONES SEG�N EL MARQU�S DE LOZOYA
El Marqu�s de Lozoya, que fue el primero en dar relevancia al arte canario relacion�ndolo con el arte hisp�nico y mundial. Aunque en algunos aspectos ya est� superado (fundaci�n de La Laguna y origen de su Cristo, influencia del Renacimiento en Canarias�) veamos cu�les fueron seg�n �l las principales aportaciones art�sticas recibidas en Canarias:
El arte a partir de la conquista
�En Canarias, los conquistadores se encuentran con una cultura importante pero que, reducida a la cer�mica o a la piedra labrada, no sirve para las nuevas necesidades. Es preciso importarlo todo de Espa�a, los planos arquitect�nicos y los art�fices que han de hacerlos realidad, las esculturas, las pinturas, los objetos santuarios. Canarias es, en el orden art�stico, una provincia de Espa�a, con matices debidos a la naturaleza de las islas (los materiales: la piedra volc�nica, la tea) o a las vicisitudes de su historia. Progresivamente van surgiendo artistas isle�os, algunos de los cuales alcanzan una extraordinaria perfecci�n, y escuelas de artistas populares, sobre todo en las islas menores, m�s apartadas de las grandes corrien�tes art�sticas�.
A continuaci�n, el autor indica una serie de mensajes art�sticos que desdela metr�poli llegan a las lejanas provincias atl�nticas.
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Aportaciones g�ticas
�Hay un g�tico atl�ntico, creado por el impulso misional de Portugal y de Espa�a, con muy importantes mo�numentos que producen un singular contraste con la naturaleza tropical que los rodea. [�] �ste es el caso de la bell�sima Catedral de Las Palmas, no suficiente�mente valorada en las Historias del Arte. [�] Al penetrar en el �mbito esbelt�simo del templo, nos damos cuenta de que estamos ante una de las singularidades del arte canario: el mestizaje entre lo portugu�s y lo espa�ol [�]�
Seguidamente, el Marqu�s de Lozoya apunta algunas caracter�sticas portuguesas de dicha Catedral, como son los esbeltos pilares en forma de haz de juncos, interrumpidos por arandelas (recurso ornamental del manuelino portu�gu�s).
En el templo de Nuestra Se�ora del Pino, tambi�n encuentra influencias de este tipo, entre las que sobresalen los baquetones de juncos, que se retuercen en forma de cuerda, arcos de varios centros, torre de planta octogonal, cubierta de una pir�mide de ocho lados, etc.
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Bas�lica de Nuestra Se�ora del Pino. (TB) |
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El arte mud�jar
Seg�n el autor, �Con el g�tico penetra en Canarias el mud�jar, dominante en Andaluc�a, de donde procede la mayor parte de los colo�nos�.
�El mudejarismo no se advierte en elementos decorativos de lazos y atau�riques, completamente ausentes en el Archipi�lago, sino en las techumbres con alfarje de lazo, construidas con la madera incorruptible del pino canario: la tea, que frecuentemente se deja en su color, pero que es, algunas veces, policromada y dorada�.
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Interior de la Iglesia de La Concepci�n de La Laguna. (DL) |
�Son frecuentes en todas las islas iglesias an�logas a las de la baja Andaluc�a: de una nave como en San Telmo, en Las Palmas, o m�s frecuentemente de tres (la Concepci�n en La Laguna, la Concepci�n en Santa Cruz de Tenerife, Teror en Gran Canaria, y muchas m�s)�.
Como en Andaluc�a, las arquer�as que separan las naves son de piedra, sobre pilastras g�ticas en los ejemplares m�s viejos y m�s tar�de sobre columnas de orden toscano�.
Aportaciones del Renacimiento
�El segundo mensaje art�stico que la metr�poli env�a a Canarias ser�a el del Renacimiento. No hay en el Archipi�la�go los primores del plateresco espa�ol, quiz�s porque la piedra volc�nica de las construcciones isle�as no se presta�.
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Aportaciones del Barroco
�Como en Am�rica, el barroco es de los mensajes de Espa�a, el m�s fe�cundo, el que produce en las comarcas ultramarinas colonizadas por los penin�sulares la m�s copiosa y rica floraci�n. Pero de este barroco hisp�nico, Canarias, como sucede con el g�tico, recibe el mensaje a trav�s de Portugal�.
�En Espa�a y en la Am�rica espa�ola se busca la mayor profundidad posible en la disposici�n de los retablos en los cuales los pares de columnas torsas o de est�pites (pilastras) se adentran en el interior del muro, buscando el mayor efecto escenogr�fico; en Portugal y en Canarias, los elementos decorativos se extienden en un solo plano. El adorno, en estos pa�ses, es m�s fino, menos abultado y grandilocuente. Pero, sobre todo, la influencia portuguesa en el ba�rroco de Canarias est� en los techos de la capilla mayor de las iglesias, en for�ma de pir�mide de planta poligonal, cortada por un plano y compuesta por paneles decorados con pinturas o con tallas. Este tipo, casi desconocido en la parte espa�ola de la Pen�nsula Ib�rica, es el habitual en los pa�ses lusitanos y en Canarias. En los ejemplares m�s antiguos, como la iglesia de Betancuria, en Fuerteventura, los paneles van deco�rados con lazos moriscos. En el siglo XVIII, en Portugal y en Canarias, la de�coraci�n es pict�rica, con temas religio�sos interpretados con mediana calidad, pero con un colorido brillante y gran efecto ornamental. Hay como un vago recuerdo de los techos �de los blaso�nes�, �de las Urracas� o �de las gale�ras� en el Palacio de Cintra, en la sacrist�a de la Concepci�n de La Orotava, en la Capilla de los Dolores de Icod, en la de San Telmo de Las Palmas�.
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OBRAS IMPORTADAS
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�El bell�simo Cristo de La Laguna es obra g�tica de la m�s alta calidad� |
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�Como en Am�rica, los colonos de Canarias en los albores del siglo XVI, deseosos de belleza y de magnificencia para sus templos, hubieron de acudir al viejo continente en busca de im�genes esculpidas y de retablos pict�ricos, pero la magnificencia de lo importado es testimonio del buen gusto y la generosidad de aquellos hidalgos repobladores, de los due�os de ingenios de az�car, de los mercaderes que trocaban los productos insulares por los procedentes de las manufacturas de Europa. Como no se trata aqu� de hacer una historia del arte canario, me voy a limitar a mencionar las piezas capitales. El bell�simo Cristo de La Laguna es obra g�tica de la m�s alta calidad, procedente quiz�s del taller sevillano de Jorge Fern�ndez, el alem�n que enviaba im�genes al Nuevo Mundo�.
�En los siglos XVII y XVIII, son los talleres andaluces los que surten a las islas de im�genes de tan alta calidad como la Inmaculada de San Telmo, en Las Palmas, a mi juicio de Alonso Cano, y el bell�simo San Diego de Alcal�, de Pedro de Mena, en la iglesia de San Marcos de Icod�.
Arte flamenco
En escultura, de entre las numerosas obras fla�mencas que existen en el Archipi�lago, ocupa un primer�simo lugar la parte central del retablo mayor de la iglesia de San Juan en Telde, y otras esculturas entre las que destacamos: la Virgen de la Encarnaci�n (siglo XVI), en la ermi�ta de la Encarnaci�n de Santa Cruz de La Palma; Santa Luc�a, en Puntallana, Nuestra Se�ora de la Piedad (s. XVI), en S. Andr�s y Sauces, grupo escult�rico de Santa Ana (s. XVI), en la iglesia de S. Francisco (Santa Cruz de La Palma), etc.
En pintura, sobresalen el Tr�ptico de las Nieves, en Agaete, el de la parroquia de Santiago (Realejo Alto), y el de La Adoraci�n de los Reyes (Taganana).
Arte genov�s
En la �poca barroco es cuando se produce una mayor afluencia de obras genovesas a Canarias, tanto en m�rmol como en madera policromada. Entre estas obras, podemos citar: los p�lpitos en m�rmol de la Catedral de La Laguna (de Bocciardo), el de la Concepci�n de Santa Cruz de Tenerife y el de La Orotava; sepulcros del si�glo XVII en La Laguna y Tacoronte; el monumento a la Virgen de la Candela�ria (quiz�s tambi�n de Bocciardo), en la Plaza Real (de la Candelaria), en Santa Cruz de Tenerife.
En imaginer�a, destacamos un Nacimiento de peque�as figuras, propiedad de la familia de los Lercaro, y las im�genes de San Joaqu�n y Santa Ana, actualmente en la iglesia del Hospital de Dolores (La Laguna), que formaban parte del grupo de La Virgen de La Cin�ta, perdida �sta en el incendio de la iglesia de S. Agust�n.
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Monumento a la Virgen de Candelaria, en la plaza que lleva su nombre en Santa Cruz de Tenerife. (DM) |
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RELACIONES CON AM�RICA
La situaci�n geogr�fica del Archipi�lago sirvi� de puente entre el Antiguo y Nuevo Mundo. En ocasiones, Canarias influye notablemente en Am�rica. La colonizaci�n canaria fue muy in�tensa en el alto Per�, y dej� una intensa huella en la arquitectura civil, seg�n nos dice el Marqu�s de Lozoya. Abundando en las caracter�sticas observadas en el pa�s aludido, nos afirma: �[�] es frecuente un tipo de vivienda no peninsular, abundante en las islas: casa de un solo piso, cubierta seg�n el clima, con terrazo de barro o con tejado de teja �rabe; balcones muy volados, con an�tepechos de balaustres de madera la�brada, y a veces, empleo de miradores con tejadillos y celos�as. Es un tipo oriental que fue frecuente en Andaluc�a, pero que hab�a desaparecido en el siglo XVI. Canarias, m�s aislada, lo con�serva hasta el XIX. Probablemente el balconaje de madera que da su car�cter a las ciudades peruanas tiene origen canario�.
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Cruz de filigrana o plata calada de la iglesia de San Marcos, Icod de Los Vinos (AIV) |
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En otras ocasiones, Am�rica influye y aporta obras de arte a Canarias. Es el caso de abundantes piezas de orfebrer�a procedente de talleres mejicanos, guatemaltecos o cubanos, como la valiosa Cruz de filigrana o de plata calada de Icod de los Vinos, trabajada en La Habana (Cuba).
En relaci�n con la escultura, algunos autores han observado motivos americanos como por ejemplo, en retablos barrocos, enriquecidos con profusi�n de elementos vegetales. Numerosas im�genes, procedentes de Am�rica enriquecen nuestros templos.
En pintura, es importante destacar la influencia que los muralistas mejica�nos han tenido sobre algunos pintores canarios, entre los que destacamos a Jos� Aguiar.
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ARTE CANARIO
Las influencias anteriormente apuntadas han determinado el arte en Canarias, hasta quedar inmerso en el vaiv�n de las corrientes mundiales. Pero, �realmente existe un arte ca�nario?
Es dif�cil dar una respuesta absoluta y clara. Si nos fijamos en la arquitectura, podemos decir que existe un �estilo tradicional� que se diferencia de otras regiones a pesar de recoger elementos no propios. Este es el caso del balc�n canario, de tipo oriental, m�s arriba se��alado, o de las cubiertas interiores en madera.
En otros campos del arte, la cuesti�n se hace menos diferenciadora. Lo que s� podemos decir es que han existido pintores y escultores con una inclinaci�n a los temas de las islas (costumbristas, paisajistas, retratistas, etc.), estando muchos de ellos influenciados por la deslumbrante luz de nuestra tierra. Ahora bien, esto se da de forma individual, o en todo caso en peque�os grupos. Lo que no se ha logrado de forma evidente es una verdadera escuela canarista.
Por otra parte, ya en el terreno del arte contempor�neo, en palabras de Eduardo Westerdahl, �no existe una l�nea estricta que pueda formar un grupo homog�neo. Las obras se producen dentro de una gran libertad, dentro de figuraciones y abstracciones�.
De todas formas, para autores como Hern�ndez Perera, en la mayor�a de los artistas canarios se observan algunas constantes, como es la propensi�n al surrealismo. Para otros, la cuesti�n de fondo est� en el propio debate entre un arte canario aut�ctono y un arte universal.
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EL PLANTEAMIENTO INTERNACIONALISTA Y EL AUT�CTONO CANARIO
Influencias y conciencia
A pesar de las distintas muestras de arte realizadas en Canarias, poco o nada se puede hablar de arte canario hasta llegar al siglo XX. Como hemos visto hasta el momento, el arte realizado en Canarias a partir de la conquista, es, principalmente, una importaci�n de estilos de otras zonas, que son tra�dos y reproducidos en Canarias: el g�tico, el mud�jar, el renacimiento, el barroco, el flamenco, el genov�s, el �americanismo�, e incluso, las influencias orientales. Es decir, en Canarias se impone, desde el siglo XV hasta finales del siglo XIX, una concepci�n �mundialista� del arte, que pone el acento en �lo llegado de fuera�.
Frente a esta corriente, se comienza a gestar a principios del siglo XX, otra con car�cter m�s aut�ctono, de manera que diversos expertos afirman que Canarias adquiere conciencia de s� misma en este siglo. Fernando Castro Borrego (catedr�tico de Historia del Arte Contempor�neo de la Universidad de La Laguna) afirma que surge en estas fechas una voluntad de autoconocimiento de los artistas canarios, que activ� la imaginaci�n de los creadores canarios de vanguardia, que part�an del reconocimiento de la ignorancia de s� mismo en que los habitantes de estas islas hab�an vivido hasta entonces: �Canarias se ignora e ignora que se ignora�, se�ala Juan Manuel Trujillo.
A partir de este momento, surge una tensi�n entre lo internacional y lo aut�ctono, que se soluciona por diversas v�as.
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Cuadro de Jos� Aguiar, una de los representantes del regionalismo. |
El regionalismo. Mientras algunos autores siguen poniendo el acento de su obra en lo internacional, de manera que lo canario no se ve expresado en ella, otros ponen el acento fundamental en su origen isle�o. Sin embargo, este �ltimo grupo no es homog�neo. As�, por un lado, surge una forma de entender el arte, denominada Regionalismo. Esta opci�n est�tica arranca del siglo XIX, apostando por una exaltaci�n de lo tradicional y de lo propio. Sus obras se desarrollan en torno al mito de las Islas Afortunadas. As�, enfatizan, especialmente, el valor buc�lico, rom�ntico o pintoresco de la naturaleza de las Islas. Sus habitantes aparecen realizando actividades relacionadas con el campo y el mar, es decir, con la naturaleza. Esta corriente se desarrolla dentro un marco ideol�gico de car�cter conservador, que ensalza lo bello sin criticar el sistema establecido. Sus fundamentos se hallaban ya en el Romanticismo y en el Naturalismo. Esta corriente logra afianzarse en Canarias en la primera mitad del siglo XX. Autores representativos de esta corriente son N�stor de la Torre, Nicol�s Massieu, Jos� Aguiar, Francisco Bonn�n, etc.
El Indigenismo. Frente a esta opci�n est�tica, y dentro de lo aut�ctono, surge el Indigenismo. Tambi�n realiza una reivindicaci�n de lo canario, pero desde una perspectiva cr�tica, que convierte al pueblo en protagonista de la historia, quedando la naturaleza como el marco donde se desarrolla la acci�n. Precisamente su criticismo, y la postura de izquierdas que lo sustenta, le traer� problemas pol�ticos durante el periodo franquista. Como afirma Fernando Castro, �los indigenistas cuestionan, por primera vez, el mito de las Islas Afortunadas. Desvelan la imagen oculta de Canarias, exhiben la otra cara de la diosa Fortuna: ya sea en la historia (mundo aborigen), en la esfera social (el habitante de los Riscos, la figura del aparcero), o bien en la naturaleza (los paisajes �ridos del sur de la isla)�. Representantes de esta corriente son pintores como Felo Monz�n o Jorge Oramas y escultores como Pl�cido Fleitas o Eduardo Gregorio, todos ellos relacionados con la Escuela Luj�n.
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Obra �Mujeres � Latas de sardinas�, de �scar Dom�nguez. (CAAM) |
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El Surrealismo. Este movimiento se caracteriza por reflejar de forma simb�lica el mundo del subconsciente, de lo on�rico o la representaci�n de los sue�os. Surge a la par que el Indigenismo, siendo paralelo y complementario a �l. El surrealismo tambi�n acent�a la visi�n cr�tica de la realidad, pero esta vez desde una plasmaci�n m�s subjetiva de la misma y un acento m�s internacionalista. Por lo tanto no es extra�o que haya quien lo sit�e a medio camino entre el internacionalismo y el planteamiento m�s aut�ctono recogido por el regionalismo y el indigenismo.
Andr� Bret�n, poeta y patriarca del surrealismo, en conexi�n con �scar Dom�nguez y con la iniciativa de la Revista Gaceta de Arte, viene desde Par�s a Canarias, como s�mbolo de tierra m�gica y subreal, para asistir, en 1935, a la primera exposici�n surrealista espa�ola (segunda internacional), celebrada en Santa Cruz de Tenerife.
�scar Dom�nguez (La Laguna, Tenerife) y Juan Ismael (Fuerteventura) fueron los principales representantes del surrealismo en Canarias, a pesar de que sus vidas transcurrieron en Par�s y Madrid respectivamente. No pudieron sustraerse a la influencia isle�a, incluida la tem�tica. As� aparece en los cuadros de El Drago o Cueva de Guanches de �scar Dom�nguez o Un pueblecito del Norte de Tenerife de Juan Isamel.
El arte abstracto. Incluso Manolo Millares, que destaca por su arte abstracto, incorpora elementos del arte aborigen y utiliza la �arpillera� de forma expresionista para referirse simb�licamente a la t�cnica de los enterramientos guanches, con violentos desgarros y burdos costurones, tal como indica Castro Borrego.
Caracter�sticas delplanteamiento aut�ctono canario
Autores que se mueven en la abstracci�n, como es el caso de C�sar Manrique, a pesar de su internacionalismo y universalidad, no dejan de reflejar ese sello isle�o, pero tambi�n hay otros, a los que es dif�cil apreciar alguna caracter�stica canaria en especial. Por ejemplo, �d�nde est� lo canario en el �cosmo arte� de Pedro Gonz�lez? Como otros artistas preocupados por investigar nuevas formas, se ha movido en una expresi�n abstracta y rupturista, en los a�os de la Dictadura, en busca de la innovaci�n y de corrientes universales, en consonancia con su ideolog�a de oposici�n al sistema pol�tico y al sistema social. Aunque �ste pudiera ser tambi�n el caso del escultor Tony Gallardo, observamos, coincidiendo con el progresivo ambiente neoindigenista de los a�os setenta, sus trabajos en piedra donde deja el sello de lo canario, en series como Piedras Canarias, Callaos o Magma.
Manifiesto de El Hierro. Mart�n Chirino, integrado en el grupo El Paso, igual que Millares, desarrolla una obra que tiene significaci�n universal, con la que es reconocido internacionalmente, al tiempo que hace permanente referencia al mundo primitivo de Canarias, no s�lo con sus espirales, sino con el tipo de t�cnica que emplea. Mart�n Chirino, junto con Manuel Padorno, fueron los principales inspiradores del Manifiesto de El Hierro, en 1971, donde 70 intelectuales y artistas canarios de izquierda reafirman la conciencia e identidad canaria en el arte y en la cultura.
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Obra del artista grancanario Mart�n Chirino. (TB) |
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