Entre 1929 y 1939 se sucedieron tres importantes hechos históricos que alteraron la economía española y que dieron paso a la época más reciente de la economía canaria. En primer lugar, sobrevino la crisis de la economía mundial de 1929 -el famoso ‘crack del 29’-, que afectó gravemente al Archipiélago, ya que se cerraron los mercados exteriores donde se vendían los plátanos y tomates. Poco después, en 1936, estalló la Guerra Civil española y en el 39 la II Guerra Mundial, lo que acentuó este periodo de crisis económica generando un punto de inflexión en la historia económica de Canarias.
A continuación, podemos ver la evolución que ha tenido la economía del Archipiélago durante las últimas seis décadas, todo ello al compás de los acontecimientos históricos más relevantes. Se trata de una progresión relativamente constante, desde los difíciles tiempos de la autarquía hasta la actualidad:
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Años 40: Estamos en la postguerra, la autarquía. Los países extranjeros aíslan y bloquean a España. Es la época del hambre y de las cartillas de racionamiento. Para proteger el plátano, el Gobierno estatal desarrolló una actitud proteccionista de venta exclusiva en la península ibérica, lo que prácticamente se ha prorrogado hasta hoy. América fue la salvación de muchos canarios que emigraron allí en estos tiempos difíciles.
Años 50. Sigue la carestía, pero aparecen factores externos que van a posibilitar el ‘boom’ de la década posterior:
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El Plan Marshall de EE UU inyectó 15.000 millones de dólares en las economías europeas durante finales de los 40 y principios de los 50 para ayudar a recuperarse de la Segunda Guerra Mundial. Con España firmó un convenio especial en 1953.
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Sociedad del bienestar. Después de la II Guerra Mundial se mejoran las condiciones de vida y trabajo, lo que permite la creación del tiempo libre, del ocio, y se generalizan las vacaciones para una gran parte de la sociedad europea-occidental.
La revolución del transporte aéreo (aviación a reacción) permitió reducir hasta 5 horas la duración de los vuelos que conectaban las Islas Canarias con el norte del continente europeo.
El Plan de Estabilización Económica (1959) y Plan de Desarrollo Económico y Social (1962). Estos decretos estatales mejoran el control económico y permiten, después de 20 años, la apertura de la economía española a las inversiones externas.
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Durante los años 60 y 70 se levantaron los grandes edificios hoteleros. (DM) |
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Años 60. Hay un contexto favorable: comienza la época del desarrollo o desarrollismo, con el turismo y la construcción como los factores determinantes. La euforia turística provoca la emigración interna y el desplazamiento de los trabajadores. La gente de los pueblos deja el campo y sus pequeños oficios para trabajar en los centros turísticos como camareros, contables, etc. Trabajos con mejores sueldos que, en algunos casos y gracias a las propinas, se incrementaban de manera considerable. Los pequeños y grandes propietarios invertían sus ahorros en la compra de apartamentos. Mientras, los comerciantes e industriales también se beneficiaban de todo el negocio del turismo. En este periodo los más favorecidos son las grandes empresas y las agencias turísticas.
Años 70. En este periodo la expansión turística se para bruscamente por la crisis del petróleo de 1973. A partir de esta fecha, con la problemática económica y el paro, se empieza a ser consciente de la necesidad de una economía más sólida.
Años 80 y 90. Durante este periodo la economía canaria experimenta grandes avances, apoyado siempre en el sector de los servicios, y dentro de él, el turismo. Pero para comprender mejor estas últimas décadas, es necesario conocer la incorporación y el ajuste al contexto europeo, ya que es uno de los procesos que en mayor medida han determinado la actual economía canaria.
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Sesión en el Parlamento de la Unión Europea, sede de Bruselas (Service photo of the European Parliament) |
Desde finales de los años 70 se venía contemplando la posibilidad de adhesión de España, y por tanto de Canarias, a la entonces la Comunidad Económica Europea (CEE). En primer lugar, se abrió un debate teórico centrado en la conveniencia o no de esta integración. Estaba claro que la perspectiva de un mercado mayor y estable aportaba una serie de grandes ventajas. Pero, por otro lado, el marco jurídico y económico europeo presentaba importantes inconvenientes, ya que igualaba a todas sus regiones y estados miembros. Por ejemplo, se establecía la supresión de derechos de aduana entre los Estados y la adopción de un arancel común frente al exterior. Todo esto volvía a dejar a Canarias en una situación de desventaja (que ya había resuelto mediante sus propias leyes, en concreto mediante el REF).
Tras muchas discusiones, se decidió que la integración comunitaria ofrecía más ‘pros’ que ‘contras’, aunque había que discutir una serie de condiciones prácticas. Las negociaciones se centraron entonces en pulir las incompatibilidades entre el Régimen Económico y Fiscal de Canarias (REF) y la normativa comunitaria. Se trataba de encajar un régimen tan diferenciado y particular como el REF en una normativa que tendía, por el contrario, a igualar y eliminar las diferencias. Finalmente, se logran pactar una serie de excepciones, estipuladas fundamentalmente en el artículo 24 del Acta de Adhesión, que a su vez remitía al Protocolo nº 2.
En 1986 Canarias entra, con España, en la entonces CEE, reformada tras el Tratado de Maastricht -o Tratado de la Unión Europea (TUE de 1992)-, en la Comunidad Europea (CE), que ha pasado a integrarse en la posterior y más amplia Unión Europea (UE). El Tratado de Maastricht impulsó además la unión económica y monetaria europea, que se tradujo a partir del año 2002 en la entrada del Euro como moneda única para la mayoría de países europeos.
El Tratado de Amsterdan (1999) aumentó el reconocimiento de las particularidades y diferencias de Canarias y de otras regiones alejadas del corazón de la Unión Europea, mediante la creación de una nueva figura jurídico-administrativa: las regiones ultraperiféricas. Se trata de regiones pertenecientes a países de la Unión Europea pero que se encuentran separadas o muy alejadas del continente, y que deben recibir por ello un trato fiscal diferenciado que compense las desigualdades que provoca su situación geográfica. Además de Canarias, son regiones ultraperiféricas los archipiélagos atlánticos de Azores y Madeira (Portugal), las islas caribeñas de Guadalupe y Martinica (Francia), la isla de Reunión (Francia), situada en el océano Índico a 800 km al este de Madagascar, y la Guayana Francesa, en el noreste del continente latinoamericano.
De todas ellas, Canarias es la más poblada y con mayor PIB per cápita. Aún así, estas regiones tienen un escaso peso económico y demográfico en el conjunto de la Unión. Sin embargo, aportan otra serie de valores y puntos positivos a la Unión Europea, como sus zonas marítimas, su valiosa posición geoestratégica, su idoneidad para la implantación de actividades de investigación científica y alta tecnología, un marco natural excepcional, etc.
La condición de zona ultraperiférica de las Islas ha abierto diversos debates sobre el modelo económico canario. Frente a una posición más oficialista -que entiende esta condición como algo positivo y necesario-, existen otras voces más críticas, que ven en toda esta postura un cierto subvencionalismo injustificado.
Panorama actual
La integración en la Unión Europea ha marcado gran parte de la historia reciente de Canarias, modificando decididamente las condiciones político-económicas del Archipiélago. Tales modificaciones han traído muchos aspectos positivos -ayudas europeas-, aunque también algunos negativos -problemas e incertidumbres en las exportaciones del sector agrícola e industrial-.
El sector servicios, y más concretamente el turismo y la construcción, siguen siendo los sectores que más aportan al conjunto de la Economía. El número de visitantes alcanzó su techo en el año 2001 con más de 10 millones de turistas, pero a partir de ese año la cifra ha dejado de crecer como lo venía haciendo desde los años 60 y se ha estabilizado en algo más de 9 millones. Pese a todo, esto no es lo más significativo, sino el hecho de que la mayoría de los beneficios que genera el turismo salen fuera de las Islas, ya que las grandes empresas turísticas y hoteleras son normalmente multinacionales extranjeras. Este es el gran problema y el gran desafío del sector turístico de Canarias: que al menos una parte importante de la riqueza que se genera se quede y revierta en la sociedad canaria.
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La mayoría de los beneficios que genera el turismo salen fuera de la Islas, ya que las grandes empresas son generalmente multinacionales. (DM) |
El presente se ve afectado, además, por la ampliación de la Unión Europea a los países del Este, y por la incertidumbre que crea en la economía la retirada de una gran parte de las ayudas que Canarias ha venido disfrutando hasta el momento. Además, por diferentes y complejos motivos, están estancados dos importantes procesos: el nuevo Estatuto de Canarias y la aprobación del Tratado de la Unión Europea que otorgaría a Europa una Constitución única.
Como siempre, es muy difícil establecer itinerarios. La economía a nivel mundial ha experimentado en los últimos meses fenómenos de regresión, sobre todo a raíz de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE UU, que pueden hacer peligrar el equilibrio de la economía internacional. Y todo ello porque nos encontramos, no lo olvidemos, en un contexto mundial interconectado y liberalizado. |