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Folclore musical


Sobre la palabra folclore

La m�sica y bailes tradicionales de cada regi�n suelen denominarse como el folclore de la zona, y as� es entendido por todos. Pero, etimol�gicamente, esta palabra contiene un significado mayor: procede de las palabras inglesas �folk�, que es pueblo, y �lore�, que es el conjunto de costumbres y creencias. Por lo tanto, el folclore ser�a el conjunto de creencias, costumbres y tradiciones propias de un pueblo. Sin embargo, por convenci�n generalizada, se suele reducir su �mbito de estudio al aspecto musical.

Algunos music�logos afirman que el folclore musical canario es el fruto de la mezcla entre la m�sica percusionista aborigen, los sonidos peninsulares, entre los que se incluyen tambi�n a los lusos, llegados con la Conquista y colonizaci�n, y la posterior aportaci�n de los acordes caribe�os tra�dos por los emigrantes canarios a su regreso.

El rico y variado folclore musical de Canarias se origina en esa primera mezcla de culturas, a la que habr� que a�adir, posteriormente, las influencias generadas por los comerciantes genoveses, jud�os, flamencos y brit�nicos, adem�s del flujo humano entre Canarias y Am�rica.

Festival de folclore musical canario. (ASM)

El folclore canario, �al igual que un �rbol, enclava sus ra�ces en el mundo guanche. Su tronco es consecuencia de distintas influencias for�neas [�]. Sin embargo, las ramas son producto del temperamento y psicolog�a del pueblo canario. �ste ha logrado dar un toque original, cadencioso, alegre, humor�stico, melanc�lico�, como el de su propia personalidad. El resultado final de ese folclore ha terminado siendo diferente del que le ha dado origen. Es como el �rbol, [�] distinto de la semilla que le dio origen.�

Un recorrido por el folclore de Gran Canaria

En las �ltimas d�cadas, la m�sica folcl�rica de Gran Canaria ha despertado mucho inter�s como tema cultural y, tambi�n, como s�mbolo de identidad. Dentro de este entusiasmo se pueden ver dos corrientes de opini�n opuestas sobre el tema. Por un lado, est�n los que han propugnado una renovaci�n del folclore tradicional, adecu�ndolo a las nuevas realidades sociales. Por otro lado, est�n los que buscan un mejor conocimiento del folclore tradicional y su mayor difusi�n entre las nuevas generaciones.

En los a�os 40 y 50 del siglo XX, la Secci�n Femenina tuvo mucho que ver en la conformaci�n de la estructura de numerosos grupos folcl�ricos de la Isla. Se van a inspirar en los bailes de principio de siglo, y a partir de ah� promover�n la realizaci�n de coreograf�as, donde los pasos y figuras de los bailes quedaban reglados. Lo que se consigue con esto es dar mayor vistosidad, aunque supusiera apartarse de la forma tradicional de bailar de los antepasados.

La Secci�n Femenina promovi� un concurso anual de agrupaciones musicales que se celebraba en el Teatro P�rez Gald�s, en el que los diferentes municipios de la Isla participan con un grupo musical que los representa. Esto supuso que los bailes se fueran desvirtuando gradualmente, porque a pesar de que pudieran estar inspirados en la m�sica tradicional, hab�a un fuerte componente est�tico y de nueva creaci�n. El objetivo era ganar el concurso, que era motivo de orgullo para la mayor�a de los municipios, aunque para ello se expusiera un baile en el que primara m�s la est�tica que la fidelidad a la realidad.

Durante los siglos XIX y XX se hace sentir en las Islas la influencia musical de lugares tan dispares como Centroeuropa y Latinoam�rica, contribuyendo de manera especial a las peculiaridades de la Isla en este terreno. De esta �poca son los valses, polcas, mazurcas o berlinas, los cuales ten�an un soporte instrumental de cuerdas (guitarra, timple, la�d o violines, entre otros), y que hoy son parte de la tradici�n musical de la Isla.

De Latinoam�rica arribaron hasta Gran Canaria una gama de ritmos no conocidos hasta el momento, que con el tiempo se fusionaron perfectamente con algunos de los ya existentes, pasando as� tambi�n a la cultura de este pueblo. Un ejemplo son las habaneras, las d�cimas, los puntos cubanos, los boleros, etc. Junto con estos nuevos g�neros musicales, se importaron tambi�n desde Am�rica algunos de los instrumentos con los que se articulaba esta m�sica.

En la d�cada de los 60 se comienza a gestar otro fen�meno: la proliferaci�n de una serie de grupos estables con unas caracter�sticas similares, que contribuir�n de una manera especial a ir despertando el inter�s del p�blico en general por la m�sica tradicional. Destacan, por ejemplo, Los Gofiones.

Los Gofiones.

Actualmente, la Isla cuenta con una Federaci�n Insular de Folklore y con un Festival Nacional de Folklore Isla de Gran Canaria, que tiene lugar en varios municipios de la Isla (Gu�a, Agaete, G�ldar, San Mateo, Ingenio, Firgas, Telde, etc.) y mueve en cada edici�n a m�s de 300 componentes de diversos grupos de todo el territorio nacional y regional, organizado por la AF Estrella y Gu�a.

Otros colectivos, como el de L�Aldea, trabajan en la investigaci�n y difusi�n del folclore de la Isla, preocupados por al recuperaci�n y el rescate de antiguas melod�as y de tradiciones que se hab�an perdido.

M�sica y bailes tradicionales

Los cantos y bailes m�s generalizados y que m�s se han extendido en Gran Canaria, son comunes al resto de las Islas, es decir, las isas, las fol�as y las malague�as. Como mayores singularidades destacan, sin embargo, la mazurca y los aires de lima.

Baile t�pico durante la romer�a de San Isidro Labrador, G�ldar. (TB)

La mazurca fue tra�da desde Europa por italianos y espa�oles junto con la polca. Se dice que es un baile t�pico cuya cuna est� en Masuria (Polonia), y que fue introducida en las Islas en la segunda mitad del siglo XIX, arraigando especialmente en Gran Canaria. Originariamente era un baile de sal�n que pas� a convertirse en una danza de las clases populares, de ah� su pervivencia. Normalmente, s�lo es interpretada por instrumentos, pareci�ndose, incluso, algunas de ellas, verdaderas piezas de concierto por su forma y calidad musical, al vals. Tambi�n se populariz� por todo el mundo durante el siglo XIX como polca mazurca, variante introducida por compositores de danzas vienesas.

Su baile consiste en una danza colectiva donde las parejas van cogidas por las puntas de los dedos y con los brazos estirados. En el transcurso de la danza, dan tres diminutos saltos a la izquierda del hombre y otros tres de regreso. Siempre enfrentados, se sueltan los dedos y, con los brazos en alto, vuelven a iniciar los tres peque�os saltos, pero ahora en sentido contrario, para volver a quedar enfrentados. Luego, se hacen dos giros cogidos de las manos a la altura de los hombros, dando pasos al comp�s de la m�sica, para quedar en la posici�n inicial, y as� sucesivamente.

El origen de los Aires de Lima pudo estar en Per�, pero en realidad son totalmente diferentes de los cantos populares peruanos. Su melod�a aparece en algunos cantos portugueses de la regi�n de los r�os Minho y Limia, de ah� que se ubique su procedencia en este pa�s.

El music�logo Lothar Siemens ten�a recogidas en 1975 m�s de treinta versiones diferentes de diversos lugares de Gran Canaria, las cuales obedecen a una tipolog�a mel�dica com�n. Sus letras suelen ser lastimeras, cant�ndose desde hace mucho tiempo para matar el tiempo en las descamisadas, en las velas de paridas e, incluso, en las reuniones de duelo.
En Gran Canaria destacan las de Artenara, Ingenio, Tirajana, Teror y Valsequillo. Se empezaban las coplas de forma muy suave y letras cari�osas, terminando de manera mucho m�s ofensiva y ordinaria. En algunos momentos llegaban a ser m�s picantes, por lo que a veces se terminaba en verdaderas refriegas.

Los Aires de Lima son populares en la Isla por su canto y no por su baile, de hecho tomaron la denominaci�n de �cantos de velorio�. En Ag�imes, en cambio, s� es bailada, conocida como �isa de la parida�, donde los cantos acompa�an a la parturienta durante las nueve noches siguientes al parto. El baile lo sol�an protagonizar los familiares y los vecinos.

El canto se compone de estrofas de cuatro versos octos�labos, generalmente interpretados por dos personas en alternancia, hombre y mujer. Muy pocas veces se acompa�an de un baile, pero cuando era as�, terminaba siendo de parejas enfrentadas. Iban yendo de un lado a otro enlazados por las manos, o se establec�a una simple coreograf�a compuesta de giros y dispares saludos.



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